El Viaje (II)

Foto: Elías Gomis
El Santo Padre habla de verdad. Mucho. Es una de las palabras que más le he escuchado. Todos los Santos Padres lo han hecho. Ya lo he preguntado en el Face, y lo vuelvo a hacer aquí: cuando habla de verdad, ¿se refiere a la verdad de la tierra plana, del sol girando alrededor de la tierra, del mundo creado en seis días? Éstas, a lo largo de la dilatada historia de esta religión que Él representa y dirige, han sido verdades, y si alguien (llámale Galileo, por ejemplo) se atrevió a cuestionarlas vio cómo su pescuezo perdía automáticamente su valor...

El Papa de Roma incita al radicalismo cristiano, al tiempo que sus acólitos se quejan del radicalismo laico, para luego acabar fundiéndose en abrazos y carantoñas (los acólitos, digo, que Él parece poco dado a las muestras físicas de cariño, vaya usted a saber por qué) con los Heidis del 15M (los cuales, para variar, se han apresurado a respetarlo todo, comprenderlo todo, ser buenecicos con todos, y decir que ellos sólo se venían a quejar de los milloncejos que costaba esta fiesta, que por lo demás, como es costumbre en el movimiento 15M, por ellos todo el tema religiones ni se toca, ni se discute), todo amor, tolerancia y comprensión. O somos, o no somos, jefe. O nos quejamos del radicalismo y somos corderos, o nos dejamos de pieles moderadas y nos mostramos tal y como somos.

El sucesor de San Pablo (no de San Pedro, ya que fue el ex recaudador de impuestos quién se invento este tema que dura ya dos mil años) habla de persecuciones, de opresión, de arrinconamiento, y los medios ad láteres, que no son pocos, muestran imágenes aterradoras de demonios ateos babeando, gritando agresivamente a pobres niños cristianos que rezan por la salvación de sus almas. Ya lo he dicho también, y lo vuelvo a repetir: en todo lo relacionado con creencias, sentimientos, fe, irracionalidad en definitiva, siempre se agradecen los mártires, que si no salen así claramente, se inventan y punto. Y la modificación a gusto del usuario de la historia y la realidad, apoyándose o no en libros, documentos, leyendas o mitos. Lo que sea. Une mucho. Las religiones  reinventan el mundo, se reinventan a sí mismas y a sus profetas, eligen sus mártires, designan a los buenos y a los malos, y les va de maravilla. Ésto se hace en otros colectivos basados en las mismas premisas. Así, no hay nación que se precie que no tenga sus héroes, sus villanos, sus opresores y su historia "a medida", ni faltan en lugares tan "banales" (o no) como el fútbol, villanos, oprimidos, héroes, mártires...y a todos les va de maravilla con sus roles. ¿Qué pretendo con éste último párrafo? Pues, en realidad, nada. Ponerlo por escrito para desahogarme, porque todas estas cuestiones, por su propia inconsistencia, son indiscutibles. Si las discutes desde el punto de vista del frío raciocinio, estás perdido. Pero que sepan que se les ve el plumero.

Sólo daré una cifra que explica la inhumana persecución a la que se ven sometidos los pobres católicos en España: casi 10.000 millones de euros al año que por un lado u otro se "levantan". Y hasta esto me discutirán por supuesto. No lo haré con las naciones ni con el fútbol, porque no es el tema ahora, pero todo llegará.

No creo que convenza a nadie de nada de lo que no esté ya convencido de antemano, menos en estas cuestiones, pero mira, yo me desahogo, que no es poco. Y si alguien también lo hace, miel sobre hojuelas. Y el siguiente artículo, espero, sobre el 15M, que ya toca

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