Descerebrados

Mosca cojonera sobre camiseta deportiva
Contaba Marx (Groucho), refiriéndose a Chaplin: "la primera vez que le vimos, era un hombrecillo que comía flores en escenarios de medio pelo, unos años más tarde pudimos comer con él en su mansión de Suiza, cubertería de plata y grifería de oro".

Chaplin era rico, inmensamente rico, asquerosamente rico. No me consta que se dedicara a la caridad o a la solidaridad (igual lo hacía, ojo), y no me importa. Ha sido un genio, en el cine y fuera del cine. ¿Y por qué hablo de Chaplin?.  Por la sencilla razón de que ahora (vete tú a saber por qué esta como de moda en mi muro de Facebook, como ejemplo a seguir en tantas cosas...)

Estas frases, actos y fotos de Chaplin conviven en mi muro (y me gusta que sea así) con apasionados apoyos a los mineros (a los que me sumo), a los bomberos que ejerciendo su labor con la abnegación y profesionalidad que les caracteriza se juegan la vida para intentar apagar lo que llevaba encendiéndose desde meses antes (a los que también me sumo), con vítores a la selección española de fútbol, y con críticas exacerbadas a quienes -bien esporádicamente, en mi caso, bien asiduamente- siguen los avatares del llamado deporte rey.

Este tipo de críticas, en las que también ocasionalmente de joven incurrí, me hacen particularmente gracia. Como dice mi hermano, se iguala descerebrado a aficionado al fútbol. O lo que es lo mismo, si te gusta el fútbol, el cerebro no te da para más. Hombre, habrá casos así, no lo dudo. Como hay casos (millones) de ¿descerebrados? que piensan -por ejemplo- que con cambiar de gobierno se arregla la crisis, y otros tantos que creen, es un poner, que quienes anteriormente les machacaron, ahora serían hermanitas de la caridad.

Los hay, a paladas, que creen que ésto consiste en calmar a los mercados, y otros que bastaría con estimular el crecimiento. Hay algunos que se ríen, mofan y befan de quienes extienden los triunfos de la llamada "roja" a sentimientos nacionalistas, al tiempo que proclaman, aseguran y creen firmemente que el suyo es "mes que un club". Yo me río, y perdonad mi soberbia (ni dios, ni patria ni bandera), de unos y de otros, pero me da que otros muchos, de los unos y de los otros, no hacen otra cosa que disfrutar placenteramente de 90 minutos de fútbol. De buen fútbol. ¿Esos, precisamente esos, son los descerebrados?

¿Y por qué he comenzado con Chaplin?, porque todo es relativo. Simplemente, me ha parecido curioso que en mi muro (y que siga así) hayan coincidido críticas desaforadas a la indecente cantidad de pasta que se levantan los jugadores de la roja con mensajes progresistas de una de las personas que más dinero ganó en su industria. Mucha pasta, como la que han ganado mis queridos Stones, o Dylan o Bruce, o Picasso, o este escritor que tantos tacos usa y escribe novelitas medievales y es académico... ¿piensa alguno de sus lectores cuando disfruta de sus novelitas en la pasta indecente que se lleva el amigo? No creo. ¿Pienso en la fortuna personal de Picasso cuando me deleito contemplando las señoritas de avignon, me reconcome que los Stones tengan mansiones cuando escucho Dead Flowers?. Yo no, la verdad.

Quizás, es que yo también soy un descerebrado







Ánimo

Hospital Universitari Sant Joan d'AlacantSerá porque en ningún momento, en ninguno de vosotros noté desmotivación alguna, de esas que nos achacan a los trabajadores públicos...

Será porque casi siempre os aprecié afables, dilectos, profesionales, de confianza...como nunca vi en mis amargas experiencias en la sanidad privada ...

Quizás es que nunca os pillé ni con el cafelito ni con el Marca en vuestras manos...

Tal vez es que siempre fuisteis cumplidores como nadie...

Puede que casualmente todos nos tratarais como si os importáramos de verdad ...

Seguramente es porque excepcionalmente os hicisteis merecedores de nuestro cariño y nuestro respeto ...

Quizás no seáis los culpables de que nuestra esperanza de vida sean tan alta ...

Ni de que la mayoría de las veces que de allí he salido, lo he hecho con optimismo y buenas perspectivas, con buen sabor de boca...

Será que yo estoy mediatizado por mi ideología ...

Sea por lo que sea, amigos del Hospital Universitario de Sant Joan d'Alacant, un abrazo muy fuerte, con toda mi gratitud. Vuestro sueldo y los pocos medios de los que disponéis es nuestra mejor inversión.

Y como reza la escueta pintada que "adorna" vuestras persianas: ÁNIMO.

Vergüenza

"I desde el matxo del Castell,
mires i dius: que encant!
no es este ja el poble vell,
que es altre Alacant!"

Himno de Alicante

Torre XiprerMi pueblo es tan peculiar, que se cree peculiar, pero no lo es. Mi pueblo siempre se ha querido convertir en la ciudad que nunca fue, a fuerza de derrumbes, de grúas, de tráfico imposible e ilógico, de centros comerciales, de aparcamientos, de asfalto. Mi pueblo está habitado por unas gentes también peculiares, que piensan que viven en la mejor de las capitales del mundo, y no miran a su alrededor para ver la realidad que les rodea. Mis paisanos son muy de ir a Madrid, por ejemplo, y contar que ya estaban deseando volverse para acá, por que como aquí, chico, no se vive en ninguna parte. Ellos siempre están dispuestos para las fiestas, y son eficientes y organizados en cada una de las que jalonan nuestro calendario. Se invierte en ellas, se organiza tráfico, transportes, horarios y se dispone de un servicio de limpieza ejemplar y rápido. Otra cosa es que la mayoría no sepa si la Santa Faz es una santa, o una virgen o qué, ni el por qué de la peregrina, ni la antigüedad de la misma, por poneros un ejemplo. Con hacerse con un carrito del Carrefour, un loro y algo de papeo ya vale. Luego, los verás rodeados de campo, pero lo más cerca posible de los coches. Algunos, aprovecharán los huecos entre los que están aparcados para instalarse, otros, lejos de adentrarse unos metros y buscar la amable sombra de un algarrobo, se posicionarán en el primer bordillo de acera que encuentren libre. No les preocupa más. No tienen, ni quieren tener, pasado, ni historia. Esto ya no es el pueblo viejo, que es otro Alicante. Para mis paisanos, viejo y antiguo son antónimos de progreso y prosperidad. Lo que en otras ciudades (¡pobres ciudades atrasadas!) podría ser considerado una joya de la arquitectura industrial, en Alicante no es más que un nido de ratas y drogadictos que entorpece la llegada del maná en forma de Ave y carreteras, y calles y aparcamientos. Lo que para otros sería oro molido en forma de torres centenarias, aquí no pasa de ser montones de piedra que vete tú a saber por qué se levantaron, y que estorban el desarrollo de la zona.
Mis paisanos son tan instruidos que ni pestañean cuando pasan cerca estas torres, salvo una, enlucida con cemento, y coronada de almenas falsas y horteras, que hay en el centro de un centro comercial. Las demás, literalmente, les importan una higa. Ni saben, ni quieren saber nada de ellas, ni de sus historias de piratas, ni de las muchas vidas que ellas se han vivido, ni de cómo milagrosamente han aguantado cuatro siglos, hasta que los alicantinos actuales, por desidia y falta de interés, las han dejado languidecer hasta la muerte.

Mis paisanos son un manual del perfecto menfotista, todo nos lo quitan los demás, nos merecemos mucho más de lo que tenemos, vivimos sojuzgados, ocupados por imperios distintos: el español para algunos, el catalán para otros, el valenciano para otros tantos...todo nos lo dan o nos lo quitan, pero nosotros no movemos ni un dedo para defender lo que es nuestro, no abrimos la boca para quejarnos, no nos ponemos en pie para defender nuestra identidad como ciudad y hacer que todos aquellos que vienen de fuera y viven aquí aprendan a quererla y apreciarla tanto como la suya propia. Aquí no hay un día del alicantino, pero sí uno del alicantino de adopción. No quitemos éste último, pero hagamos por valorarnos a nosotros mismos, de verdad.

Quizás es que muchos de mis paisanos tienen otro pasado al que recurren y que cuidan y miman y que comparten con otros paisanos en otros lugares, quizás de golpe nos hemos vuelto todos locos, quizás el progreso mal entendido nos ha abducido para no soltarnos nunca más...quizás, siempre hemos sido así.

No se.

El caso es que si mis paisanos, que son quienes votan, y votan lo que votan, pasan olímpicamente del tema...¿por qué no habrían de hacerlo nuestro dignatarios?

Ahora es El Xiprer, mañana será Placia o cualquier otra, antes los Silos y los tinglados, y la estación de Renfe...

No voy a parafrasear a Alicante Vivo, cuando dicen, no sin razón, eso de "ser alicantino, duele". Yo diría, en ocasiones como esta: ser alicantino, avergüenza.



Más información sobre la historia de los alicantinos y su autonegación de si mismos:

http://eliasgomis.blogspot.com.es/2012/03/las-torres-de-la-huerta-de-alicante.html

http://www.alicantevivo.org/2012/04/los-ultimos-dias-de-la-torre-el-cipres.html



Derecho al trabajo

A tí, que mañana, como todas las huelgas generales, defenderás con uñas y dientes tu derecho al trabajo (fíjate que me refiero a esa defensa en concreto, no a tu derecho a no secundar la huelga), te invito a que me contestes, si quieres, o que te contestes a tí mismo:

¿Cómo defiendes tú el trabajo, no el tuyo, sino el del resto de los trabajadores? ¿qué haces tú por ellos que no hagan los sindicatos -cualquier sindicato-?. ¿Qué crees que consigues tú defendiendo tu derecho a trabajar precisamente mañana?

Quienes de verdad están defendiendo, a su modo, con las herramientas que la Ley -la Constitución- pone en sus manos, el derecho a seguir trabajando para todos son quienes mañana secundarán la huelga. ¿Solo ellos? Claro que no. Hay muchas personas, o algunas, o varias, que mañana no irán a la huelga, y sin embargo toman acciones, iniciativas, colaboran, piensan, crean, para - a su modo también- intentar que no se nos cercenen más nuestros derechos.

Todos ellos, todos nosotros, también (aunque te pese, que se que te pesa, los sindicatos) no hacemos sino servirnos de las herramientas a las que tenemos acceso, o nos parecen más eficaces para conseguir un fin. Estamos luchando por el DERECHO AL TRABAJO, de los que no lo tienen y de los que lo tienen y lo perderán (por las condiciones impuestas de esta reforma labora) y por las condiciones de los que lo tienen y lo conservarán. Entonces ¿quién defiende mejor el interés de los que quieren ir a trabajar, no sólo mañana sino todos los días?

Tú, que irás mañana a trabajar defendiendo un derecho, que al ejercerlo te estás perjudicando, no quizá a corto plazo (pues no te descuentan el sueldo), pero sí con tu acción a todos, a medio y largo plazo, si es todo lo que haces, desde luego que no.

Dame otras razones, dime que te descuentan el sueldo (como a todos, porque no te creas que a mí, que llevo toda la vida afiliado, me lo paga el sindicato, que no). Si es por eso, plantéate que cualquiera de tus aficiones, por baratas que sean te cuestan una pasta y -a veces- un sacrificio, y no rechistas. Dime que te da miedo, porque te presiona tu empresa, y yo te creeré. No es difícil creerlo, porque pasa muy a menudo. Si puedes, denúncialo. Si no, créeme, yo te entiendo. Pero no revistas tu mala situación, que lamento, y con la que me solidarizo, con un halo de dignidad, que no hace sino cubrirte de indignidad.

 Y si de verdad eres de los convencidos (sois, al parecer, millones) de que no hay otra salida, de que la huelga no soluciona nada, de que hay que estar con Europa, te sintetizo una noticia de última hora: una persona que haya trabajado 45 años en un minijob en Alemania, tendría 139E de jubilación. La cifra total de afectados sería más o menos, de CINCO MILLONES. Imagina, Alemania, el modelo a seguir, el pais que dirige nuestras medidas económicas... Eso es todo, no pretendo convencerte, yo también tengo mis dudas. Pero hay algo en lo que no tengo ninguna, y es que tengo muy claro de qué lado estoy. ¿Y tú?

Huelga sí, huelga no ...

CochinillaQuizás ésta sea la ocasión en la que más me está costando tomar la decisión de secundar la huelga. Por muchas razones, algunas de las cuales ya ha citado en una buenísima -una más- entrada en su blog, mi amigo Nacho.

Sin embargo, son otras las razones que están inclinando la balanza hacia el lado del sí. Os contaré algunas de ellas, por si os sirven para reflexionar a vosotros:

La primera, y esta es siempre la más determinante en casi todas mis decisiones, es porque creo que es lo que debo hacer. Pienso que de no secundar la huelga, al día siguiente, triunfe ésta o no, yo voy a sentirme mal conmigo mismo. Eso es todo, esta razón no tiene más desarrollo que el que acabo de relatar.

La segunda es porque estoy deseando sentir el calor humano de la muchedumbre que no hace demasiado (me refiero a cuando secundé la última huelga general contra el paquete de reformas neoliberales del PSOE) no cejaron en el empeño de insultarnos, de llamarnos estómagos agradecidos, de acusarnos de insolidaridad con la izquierda (sic.) de este país, de atacar a los sindicatos...estoy seguro de que, derrota electoral mediante, y cual nuevos San Pablos, han visto la luz, se han dado cuenta de que la O de sus siglas significa "obrero", y -aunque no creo que la cosa llegue tan lejos como para asumir que la huelga que ellos no secundaron les convierte en esquiroles de la peor calaña, y nos pidan perdón a los demás- siempre es bueno y gratificante tener esos compañeros de viaje, con la convicción de que una vez en el buen camino jamás se olvidarán de ello, nunca nos abandonarán. Eso es mucha gente. Mucha mucha. Y estarán todos ahí el Jueves, estoy seguro de ello.

La tercera es porque preveo que otra muchedumbre, la que tambien nos insultaba cuando la anterior huelga del personal de la pública, y que siguen viéndonos (a las encuestas me remito) como la principal fuente de ingresos para solucionar la crisis, que entonces no veían nada claro el tema, ahora incluso nos van a hacer el favor de dejarnos ir con ellos a su -quizás- primera huelga general. Ellos ya han demostrado una solidaridad patente con el profesorado de la pública (que haya sido cuando sus nenes han empezado a acusar los recortes es -seguro- coincidencia) en las bonitas, educadas y festivaleras manis precedentes. Gracias por dejarnos que os acompañemos, es todo un honor.

Por cierto, antes de que se me olvide, para los dos colectivos: dado que tantas veces habéis dicho que a los huelguistas nos pagan los sindicatos, os agradecería que me informarais de cómo hay que hacerlo, que uno es tan pringado que no ha tocado bola nunca.

Esta huelga, por tanto, va a ser un no parar de gente. Y uno, que ya lleva unas cuantas, no quiere perderse esta.

Nacho, no se si esto te ayuda a tomar una decisión, confío en que lo haga tanto como a mí mismo.

Hay muchas maneras de votar


Nos podemos desgañitar manifestación tras manifestación, podemos hartarnos de criticar a este gobierno, o al anterior, o al otro, o al de más allá (de este, en concreto, me da a mí que no nos vamos a ver hartos nunca).

Podemos insultar a Rossell y a su cohorte de sibilinos pedigüeños y lloricas, podemos hacer huelgas, podemos incluso sumarnos a cada movilización que planteen los sindicatos, al tiempo que podemos criticarlos también, como no, y al 15M, y a quien se tercie.

Podemos inventarnos eslóganes, sentadas, ocupaciones, podemos repartir octavillas, podemos pintar pancartas, podemos poner chinas en los zapatos de los políticos, podemos acusarles de corruptos, exigirles que gestionen bien nuestro dinero.

Podemos gritar y gritar en contra de los recortes, podemos liarla parda, podemos plantarnos eternamente en la calle...

Pero si al día siguiente, o al otro, perdemos el culo por medio punto de comisión en nuestros ahorrillos y no miramos qué hace el banquero con ellos, cuanto manda, cuanto impone, cuanto hiere, cuanto daño nos hace...si todo esto se nos olvida, o no lo queremos ver, y miramos para otro lado, mientras recogemos nuestra cafetera de regalo por nuestra imposición...

O si, tras escuchar a cualquier empresario insultándonos en tanto que trabajadores, nos relacionamos con sus empresas en tanto que consumidores, sin plantearnos no consumirles ni un céntimo...

O si seguimos considerando como el gran símbolo de estatus la riqueza, el dinero, en lugar de considerar lo que realmente es, en la mayoría de las ocasiones: fruto de la opresión de muchos por parte de unos pocos ...

Si sólo pensamos que esto no es más que una cuestión económica o política, si no nos damos cuenta de que -de verdad- todos éstos nos consideran sus enemigos, y ellos SABEN, mucho mejor que nosotros, QUE SIN NOSOTROS y nuestros ahorrillos, y nuestra anuencia con sus símbolos de estatus, y nuestro consumo irracional, NO SON NADA...

Si no nos damos cuenta de que ellos dependen de nosotros infinitamente más que nosotros de ellos, y que a ellos nadie les ha votado, y por tanto nadie les puede hacer irse mediante el voto...y que solo dejándoles solos, sin compartir sus cutres y casposos símbolos de poder "ésto" puede cambiar de verdad...

Si nada de esto pasa, nada bueno nos va a pasar

No salgo de mi asombro

Me sigue asombrando... .

..que tras esa especie de parque temático multitudinario-reivindicativo llamado 15M, con millones de conciudadanos entonando eslóganes tan atractivos como "no nos representan" "psoe pp la misma cosa es"... arrasara el PP, seguido del PSOE en la municipales...

... que el parque se cerrara al gran público cuando se presentía la inminente victoria por goleada del PP en la elecciones generales...

... que todos hablemos de lo mal que está la cosa, y pocos, muy pocos, seamos capaces de ver más allá de las míseras corruptelas de nuestros más "allegados"...

....que haya tanta gente que daría su brazo por que la cosa volviera a cómo estábamos antes de la crisis: empeñados hasta las cejas, con una importante bolsa de especuladores diezmando nuestro territorio, habiendo perdido muchísimo poder adquisitivo, con millones de parados....pero con crédito para seguir creyéndonos clase media, media-alta ...

... que veamos que las soluciones que vienen imponiéndonos desde hace dos años, son las mismas que se imponen a Grecia, país que lejos de mejorar, empeora, y no atemos cabos, y una buena parte de la población siga pensando que no hay otro remedio, ni otra alternativa...

... que veamos, también, que la respuesta popular a dichas medidas, en Grecia, está siendo la que se propone aquí, y no nos demos cuenta de que debemos aportar algo más creativo, que esa respuesta, aún importante, no está modificando en nada el comportamiento de los poderosos, que con esas respuestas ellos ya cuentan...apostaría que hasta en el fondo les divierten...

... que seamos tantos, tantísimos para hablar, para quejarnos, para retroalimentarnos, y tan pocos para pensar, proponer y apoyar...

... ¡¡¡ QUE INVENTEN ELLOS !!!


Contra los abusos de las compañias eléctricas

Campaña por un Consumo Solidario

Te esperamos en REdSISTENCIA

Página del grupo REdSISTENCIA





Manifiesto por un consumo solidario


Los sindicatos han convocado una huelga de consumo para el día 18 de febrero. Los miembros del grupo REdSISTENCIA apoyamos dicha huelga, pero queremos aportar nuestras propuestas para una movilización más general, continua y, a la larga, eficaz.

Esas propuestas se concretan en el “Manifiesto por un consumo solidario”

Manifiesto por un consumo solidario.

Compañer@s trabajador@s,

Nadie ignora la agresión que, desde hace muchos años, venimos padeciendo por parte de todos los estamentos del poder, fundamentalmente el económico. Tras años de salarios congelados, el colectivo de trabajadores públicos, ha visto cómo, se le han aplicado recortes en dos ocasiones en poco más de un año. En estos momentos, la situación se agrava dramáticamente con los recortes en los servicios que se prestan a los ciudadanos.

El resto de trabajadores en toda Europa, pero con mayor virulencia en nuestro país, padece las consecuencias de un aumento continuo del paro, una mengua en sus salarios y condiciones laborales, y serias pérdidas en sus derechos sociales y sindicales.

Y esto no ha hecho más que empezar.

Al mismo tiempo, los trabajadores del sector público sufren una campaña de menosprecio a su trabajo, no desprovista de calumnias y medias verdades, presentándolos frente al resto de los ciudadanos como un grupo de privilegiados, vagos e incompetentes; como unas rémoras que están impidiendo la recuperación económica del país. Esta campaña puede hacerse extensiva al resto de trabajadores, enfrentándolos a los desempleados por el mero hecho de tener trabajo: “Divide y vencerás”. Es un lema militar, que se aplica de modo natural en esta crisis-guerra-lucha de clases.

Al poder les conviene que estemos divididos, que no seamos capaces de fijar nuestros verdaderos objetivos, y que no sepamos discernir quienes son los enemigos en esta lucha. Lamentablemente, lo están consiguiendo.

Sin embargo, los grandes cerebros del FMI y el Banco de España empiezan a advertir que con tanto recorte se retraerá el consumo. Y sin consumo, no podrán arrancar las economías de los países, generando más desempleo. Y -lo que realmente les importa- no se podrá pagar la deuda.

No sería raro que esas mismas instituciones acabaran por acusar a los empleados públicos de desacelerar la recuperación del país. ¿Por qué no iban a hacerlo una vez más? Ya les acusaron de vivir por encima de sus posibilidades. Aún les acusan de ser un lastre para la economía. Y ahora, podrían ser los responsables de la caída del consumo, puesto que, aun viendo mermados sus ingresos, continúan estigmatizados por el sambenito de ser unos privilegiados al mantener sus puestos de trabajo. Acusaciones todas, de la primera a la última, falaces.

Por todo lo anterior, queremos proponeros un cambio en nuestros hábitos de consumo. Consumamos en la medida de nuestras posibilidades, pero hagámoslo de un modo “creativo”, pensando con detenimiento a quién favorecemos con cada compra que hacemos.


Esta es nuestra propuesta:

Consumamos lo que necesitamos pero favoreciendo, siempre que podamos, a los pequeños comercios, negocios y empresas, impidiendo al mismo tiempo, que la Banca siga lucrándose de forma usurera con nuestro consumo.


Si la compra resulta es un poco más cara, debemos pensar que esos pocos euros que ahorramos consumiendo en grandes empresas se detraen, en parte, de las condiciones laborales de sus trabajadores, de las inversiones poco limpias de esas empresas, de la explotación indiscriminada de la agricultura, la pesca y la ganadería. No debemos tolerar que nadie use tu dinero para presionar al gobierno con el objetivo de conseguir mayores beneficios para ellos y mayores recortes para nosotros.

Pensemos también en el colectivo al que –en cierto modo- ayudaríamos. Los autónomos y pequeños empresarios son el patito feo de nuestra sociedad. La patronal los pone por delante en sus negociaciones, puesto que efectivamente son los más desfavorecidos, pero se olvidan de ellos en sus reivindicaciones, que pasan siempre por pedir peores condiciones laborales para los trabajadores. Estas peticiones en nada favorecen al pequeño comerciante, al autónomo, al pequeño empresario que ve cómo le pisotean los mismos que dicen defenderlos, haciéndoles competencia desleal, presionando a la baja con precios inasumibles, imponiendo horarios que ellos no pueden seguir.

Nada pueden imponernos acerca de nuestro consumo. Nuestros conciudadanos, que lo están pasando tan mal o peor que nosotros, se verían favorecidos, y aquellos que dicen defenderlos no podrían decir nada, pues eso es lo que haríamos: defender lo que ellos afirman defender.

Por todo ello, si estás de acuerdo con nosotros:

  • Procura consumir, siempre que sea posible, en los comercios de tu ciudad. Los tienes cerca y aunque gastes algo más, lo estás invirtiendo en calidad de vida para todos. De esta forma no subvencionarás a quien te insulta abiertamente, como el dueño de la cadena Mango o Adolfo Domínguez, entre otros. Los beneficios de estas cadenas los mantienen en una auténtica posición de privilegio desde la que pueden hacer mucho daño a toda la ciudadanía.
  • Si no queda más remedio que acudir a una gran empresa o comercio, intenta averiguar cuáles de ellas tienen mejores condiciones laborales, cuáles explotan menos el medio ambiente, cuáles pertenecen o no a grupos de presión. Intenta no cribar sólo por el precio, porque cualquier euro que ahorremos hoy, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
  • Procura comprar en aquellos comercios o empresas que facilitan el consumo a los desempleados, mediante descuentos o facilidades en el pago. No hay demasiadas aún, pero estamos convencidos de que, si con nuestro apoyo facilitamos su labor y la difundimos, cada vez habrá más.
  • Trata de pagar siempre en efectivo, sobre todo en el pequeño comercio. Conseguiremos dos objetivos: que el comerciante no tenga que pagar comisiones por la venta y que su banco deje de ganar dinero con operaciones a crédito por las que nos cobran intereses que superan la usura.
  • Plantéate cambiar de banco. Busca uno que no invierta en asuntos sucios como especular con alimentos, presionar con la deuda de un país o invertir en armas. La banca ética puede ser una opción, pero no es la única. Hay que informarse, porque no toda la banca es igual. Si somos clientes de un banco cuyos dirigentes aconsejan la reducción de más prestaciones sociales o laborales, debemos plantearnos recortarles a ellos sus beneficios.

En nuestras manos está. Podemos conseguirlo. Podemos poner nuestro pequeño grano de arena, humilde, pero creativo, social y solidario.

HAZ DEL CAPITALISMO TU CLIENTE











¿Realmente merece la pena?

PersianaHay personas en todo el mundo que con sus acciones cotidianas provocan destrucción, miseria, dolor y hasta muerte. Esas personas, que tienen nombre y apellidos, y tienen familias, hijos, nietos, hermanos, padres y madres, hace unos años, decidieron apostar (porque de eso se trata en el fondo, de apostar) por engañar a gente humilde, sobre todo en EEUU, hipotecándolas de por vida, y sabiendo casi con total seguridad que jamás podrían devolverles lo prestado, con el único propósito de recuperar, vía pagos mientras éstos pudieran afrontarlos, via embargos cuando ya estuvieran hundidos, bastante más de lo prestado, recuperando la vivienda y revendiéndola, ya que preveían que esta habría incrementado su valor. Era, al parecer, una práctica legal. No había nada delictivo en ella. Esos señores, con la aprobación de otros señores que trabajaban en las agencias de calificación, desde sus bancos y agencias, difundieron esas hipotecas por todo el mundo, donde otros señores, esta vez ya con nuestros ahorros, es decir, CON NUESTRO DINERO, tomaron la decisión de comprarlas, oliendo el negocio redondo al que podían acceder. A todos ellos, la jugada no les salió bien del todo. Esos señores, todos, cuando la jugada les falló, lejos de afrontar con elegancia la derrota, como cualquier tahúr haría, lloriquearon, amenazaron, presionaron a los gobiernos, para que otra vez CON NUESTRO DINERO pudieran remontar pérdidas y no colapsar el sistema. Multitud de opiniones "científicas" les avalaban. Y se hizo, como no.

Esos señores, en ningún momento dejaron de estar entre la clase pudiente, no tuvieron que abandonar sus casas ni sus fortunas, no dejaron de ganar dinero, no fueron a la cárcel, no pagaron por ello. 

Y a continuación, con nuestro dinero, con el que les dimos para que reactivaran la economía, y que nos provocó una deuda dificil de remontar, esos mismos señores recompraron esa deuda, especularon con ella, volvieron a presionar a gobiernos y políticos, amenazaron con el infierno si no se recortaba el estado del bienestar....y lo volvieron a conseguir. Muchas opiniones "científicas", a pesar de que la evidencia parecía demostrar lo contrario, avalaban sus peticiones. Todo esto, esos señores, lo han hecho con nuestro dinero, bien por la vía institucional, a modo de ayudas, bien sirviéndose del capital que todos aportamos a la banca, empresarios, autónomos, trabajadores, hasta parados.

Cada fondo de pensiones, cada nómina domiciliada, cada libreta de ahorro infantil, cada subsidio de desempleo, cada pensión,  en parte, está destinada a este tipo de inversiones, sumamente rentables. 

Lo hacen, eso dicen, por el bien de sus clientes. Lo hacen, eso dicen, porque el mercado es muy duro y la gente hila muy fino. Hasta algunos políticos, no se si con poca prudencia o con excesiva confianza en la estulticia del electorado, lo han apuntado: el mismo Zapatero se refirió a los fondos de inversión como grupos de personas de todo tipo, trabajadores, pensionistas, etc. Y no le faltaba razón, pues es con nuestros dineros con los que se invierte, se especula, se gana...

Estos señores, han descubierto, además, que es muchísimo más rentable invertir (¿especular?) con deuda de los países, con armamento legal o ilegal, con alimentos en la Bolsa de Chicago,  que en economía productiva, por tanto, al tiempo que ganan muchísimo más dinero, lo hacen a un coste mucho más bajo y corriendo muchos menos riesgos. ¿No es eso lo que se espera de cualquier empresa?.

Ellos ni están en la cárcel por ello, ni lo estarán puesto que sus prácticas son legales. Los grandes lobbys que les apoyan, o que directamente les pertenecen, obran de la misma forma, y apoyan las mismas tesis. Y lo hacen con nuestro dinero, al menos en parte, es decir: con nuestra complicidad y anuencia. Estamos finaciando en cierto modo a personas que presionan para que nos quiten lo público, para que en lo privado las condiciones laborales sean más precarias, para que se incremente aterradoramente el número de parados, para que día a día aumente el número de pequeños empresarios y autónomos que se ven obligados a entrerrar sus sueños y su trabajo bajo la losa del capitalismo más salvaje.

Lo hacen con nuestro dinero.

A mí un dia me dio por pensar en estas cosas, me pregunté cuántos euros de los pocos que tengo en el banco van a financiar empresas, autónomos, etc, y cuantos se dedican a invertir en fábricas de bombas racimo, en la bolsa de alimentos de Chicago, generando si hace falta inmensas hambrunas en África, cuántos se emplean en presionar a gobiernos soberanos con su deuda, generando pobreza, miseria, hambre, dolor y muerte en todo el mundo...

A esos señores, banqueros, especuladores, consejeros delegados, economistas que avalan estas "soluciones" sin pestañear, nadie les va a castigar legalmente, puesto que no es ilegal lo que hacen, pero estos señores pueden encontrarse con la horma de su zapato si les mengua el chorro del dinero por una de sus tuberias, aunque sea la más estrecha de todas

Os aconsejo que os hagáis seriamente estas preguntas, que seguramente, ya que somos muy inteligentes cuando queremos, os llevaran a otras tantas dudas, y quizás a otras reflexiones...y os preguntéis si merece la pena ganar un punto más de interés, una cazuela o una radio pensando que en esa lucha por tus ahorros puede resultar seriamente herida gran parte de la población más desfavorecida...incluso, y esto el lo realmente paradójico, tú mismo, o tu familia, o tus amigos.

Si la respuesta es que sí os merece la pena, seguid así, pero volvedlo a pensar cuando veáis que os afecta más directamente el paro, la jubilación, la falta de prestaciones sociales... Si es no, o tenéis dudas, pensad que hay alternativas, y están tan al alcance de vuestra mano como éstas que os están ofreciendo "vuestros" banqueros de toda la vida. Que no son la panacea ni mucho menos, pero sus planteamientos son algo más respetuosos con el mundo en general.

Triodos Bank

Banca Ética

Fiare

y muchos, muchos más. Y si éstas alternativas no os parecen correctas, pero estáis de acuerdo con mis planteamientos, sería muy gratificante que aportarais algunas otras.

Tal vez, como tenderos (de dinero) que son, aten cabos y -aunque solo sea por la mezquindad que les mueve la mayoría de las veces- se den cuenta del mensaje que les lanzamos sus clientes.

Porque, aunque nos comportemos como sus esclavos y nos traten como a tales, lo que en relidad somos es sus clientes. No lo olvidemos.

Si nosotros queremos, ellos cambiarán o tendrán que desaparecer.

¿Relaciones comerciales?. Por Verdad Radical

Dame una señalQuizá lo más triste de todo es que absoluciones como la de Camps, se deben a una gran falta de cultura política, administrativa, incluso diría general, y esto hace que hechos como éstos se puedan repetir indefinidamente y que partidos como el PP ganen mayoritariamente las elecciones. Como decía, lo más triste de todo es que el razonamiento del jurado se base en el argumento de que "eran relaciones comerciales".

Si este es el el argumento, es como decir que no se le puede declarar culpable, "porque ya que está en un cargo público cómo no se va a aprovechar de ello". Y como si fuera un acuerdo tácito, todos aceptamos que si sólo eran "relaciones comerciales... entonces no pasa nada". Para los que no lo sepan, los cargos públicos y administraciones no pueden mantener relaciones comerciales (las relaciones comerciales suponen concurrencia en un mercado libre y abierto, regulado fundamentalmente por la ley de la oferta y la demanda, en función de la que se fija el precio) con ninguna empresa, organización y/o institución en razón de su cargo. Precisamente, eso es así para evitar situaciones como la imputada a Camps. La relación de los cargos públicos y Administracones con las empresas, es de prestación de servicios, con la intermediación de concurso público, si el servicio supera un determinado presupuesto, junto a los mecanismos de control oportunos, diseñados para evitar el tipo de corrupción atribuida a Camps. 

Queda patente pues, que la ignorancia es una de las peores lacras. Lo que si saben los miembros del jurado, se les ha repetido hasta la saciedad como un mantra, es que en caso de duda la decisión debe de ser no culpable. Pero esto en ningún caso significa que sea inocente (aunque los efectos mediáticos sean como si lo fuera), sino que a criterio del jurado, no hay suficientes evidencias para declararlo culpable. Entonces, para este jurado y seguro, otros muchos ciudadanos, ¿que son evidencias suficientes?.

Pero ese ya es otro tema...



Verdad Radical

¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?

El neoliberalismo guiando a su pueblo ...
Igual, (mi buen amigo Nacho lo ha comentado ya en tantas ocasiones como para empezar a planteárselo), ya vale de perder el tiempo, unos por su parte defendiendo a ultranza a (los trabajadores de) la privada, y otros por la nuestra, pidiendo casi perdón por dedicarnos a la "pública". Creo que ese no es el tema en cuestión, el tema gordo, la chicha del asunto. No es que no lo considere importante, es que creo que ya prácticamente todo está dicho (y muy bien, por ambas partes) al respecto, y que no hacemos sino enredarnos en una suerte de lucha fratricida entre personas que tenemos más puntos en común que problemas que nos separen. El principal de esos puntos que nos unen, o que nos deberían unir, es que todos nosotros, absolutamente todos, pertenecemos al mismo ejército, y ese ejército no hace sino perder batalla tras batalla en esta guerra declarada y por cierto muy cruenta en la que estamos envueltos. De eso se trata, a mi modo de ver, esta crisis. No es más que una batalla muy dura, una más, de una guerra librada entre los poderosos y el resto.

Ellos, los que van ganado por goleada, lo han tenido siempre muy claro. Nosotros, los que perdemos, no parece que lo veamos tan claramente. La situación es como si de repente un ejército invasor nos estuviera masacrando, nos robara nuestras pertenencias, nos asesinara, nos echara de nuestras casas y, con una habilidad que no podríamos creer si se tratara de una invasión militar, nos hubiera convencido de que debemos dárselo todo, pagarles con nuestros ahorros, con nuestros trabajos, con nuestras vidas, su armamento...porque no hay otra solución, porque se trata de una cuestión técnica, de supervivencia...hay que dejar que nos maten para ... bueno, la verdad es que ni yo soy tan creativo, no puedo imaginar un sólo razonamiento convincente. Nadie, repito: NADIE en su sano juicio podría dar por buena una situación así. Y sin embargo, sí lo hacemos cuando vemos que Bancos y grandes inversores juegan con nuestra vida,  nos lo quitan todo sin renunciar ellos a nada, y ponen a unos cuantos "técnicos" en la materia a convencernos de que no hay otro remedio, y lo consiguen. Consiguen que a, pesar de los pesares, nos tomemos el engaño como una verdad inmutable, consiguen que nos peleemos entre nosotros, consiguen que solo seamos capaces de ver el chocolate del loro de la corrupción política...sin mirar un poquito más allá. Han modificado el lenguaje a su antojo, han cambiado muchos conceptos de sentido, han vaciado otros, y nosotros no nos hemos planteado nunca, pero nunca, que nos están timando con mucha crudeza y por pura avaricia.

Ellos van ganando, porque desde hace muchos muchos años han sembrado, han formado a la gente en el pensamiento único (a aquellos que les ha dado por pensar), han estimulado hasta la saciedad el consumismo, han exacerbado hasta el paroxismo el concepto del triunfo y el fracaso, han promovido el individualismo, la competencia disfrazada de competitividad, han manejado la educación y la cultura a su conveniencia, han seducido hasta secuestrarlos a nuestros representantes...y mientras, nosotros hemos ido jugando a su juego, siguiendo sus normas, como mucho discutiéndolas, a veces a gritos, incluso en grupo, porque así es como tienen que ser las cosas, porque así es como nos las han enseñado. Porque así es como nos han alienado. El juego no se discute. Las reglas, como mucho, se negocian, y por supuesto, estamos en nuestro derecho a quejarnos por ellas. Han conseguido, incluso, que en algunos países estemos convencidos de que esas reglas las hemos creado entre todos. No se puede ser más inteligente, eso es verdad.

Llevan decenas de años ejerciendo. Consiguieron alejar del pensamiento de la gente conceptos como "poderes fácticos", "lucha de clases", "izquierdas y derechas"... incluso han conseguido alejarnos de la propia idea de clase social. Y sin embargo, ellos, aviesos y más inteligentes que nosotros, han seguido manejando esos factores con gran habilidad. Llevan demasiado tiempo convenciéndonos de que el juego que ellos juegan y ganan siempre (porque lo hacen con ventaja, por supuesto) es la vida, y que las normas de dicho juego hay que respetarlas. Muchos de nosotros, políticos, intelectuales, sindicatos, han creído, tal vez con buena voluntad, que ese juego perverso podría ser mejorado desde dentro, a fuerza de negociar ciertas modificaciones en la reglas. Y hasta aquí hemos llegado, las normas solo se han cambiado, y eso es histórico, cuando el dueño del juego (que tan irresistible nos parece) ha creído conveniente, y cuando no, pues se han rehecho (es un poco lo de "aceptamos pulpo como animal de compañía" pero sigue dejándonos jugar a tu juego).

Yo me lo estoy dejando. Reconozco que es muy difícil desprogramarse, me está costando, no lo niego. Ayuda que -si os paráis a pensar, seguro que estaréis de acuerdo conmigo- ese juego dejó de ser divertido hace ya mucho tiempo para la mayoría, si es que alguna vez lo fue de verdad. El dueño se ha dado cuenta de que le sale más a cuenta meternos miedo a que nunca más podamos volver a jugar, exigiéndonos cada vez con más fuerza, que le aceptemos el pulpo como animal de compañía, que ya ni juega. Simplemente, amenaza con no dejarnos jugar. Y cuando cedemos a sus exigencias, vienen otras, o no nos dejará jugar...

Juguemos, pues, a otra cosa, ¿no os parece? Hay juegos mejores, más divertidos para todos. Seguro que se os ocurre como hacerlo, si es que estáis de acuerdo conmigo, claro. Yo, por mi parte, escribiré cuanto se me ocurra al respecto.

Entonces ... ¿ACEPTAMOS PULPO COMO ANIMAL DE COMPAÑÍA, O MANDAMOS A PASEO AL DUEÑO DEL JUEGO?


LIQUIDACIÓN POR CIERRE

Pasadizo
Las noticias que nos llegan cada día a través de los medios de comunicación sobre los recortes presupuestarios que van aplicando los diferentes gobiernos autonómicos me provocan una especie de escalofrío, de sentimiento de intranquilidad, de angustia premonitoria de lo que nos aguarda.

Durante muchos años, la sociedad española, en algunos casos con el apoyo de los gobiernos de turno, ha ido acumulando un rencor soterrado contra los trabajadores de las administraciones públicas. En el subconsciente colectivo de los ciudadanos ha medrado la idea, publicitada y repetida hasta la saciedad por algunas mentes interesadas, de que lo público es ineficaz y caro, y de que sus trabajadores son castas privilegiadas, que reciben su salario a final de mes por no hacer nada o casi nada.

En estos momentos de crisis, con casi cinco millones de españoles en las listas del INEM, los parados y la gran mayoría de los trabajadores del sector privado se vuelven hacia los trabajadores de las administraciones públicas para recriminarles la estabilidad de sus empleos frente a la incertidumbre laboral en la que viven muchos de ellos. Esa estabilidad lo justifica todo. Si trabajan poco, que cobren poco, o mejor aún nada. Que se vayan a la calle como todo hijo de vecino y que sufran en sus carnes lo que sufren el resto de sus conciudadanos.

Así se ve con buenos ojos el despido de trabajadores – miles de interinos se encuentran o se van a encontrar en breve en el paro- , la rebaja de los salarios de los empleados públicos, la amortización de las plazas vacantes generadas por las jubilaciones y la privatización de muchos de los servicios que desempeñaban esos mismos interinos y jubilados. En algunos casos –como ha sucedido con los profesores de secundaria – incluso se incrementa su horario lectivo, es decir el tiempo invertido en dar clases, difundiendo de forma torticera, que su horario pasa de 18 a 20 horas semanales. Se olvida, con un alto grado de cinismo, que el horario de un profesor no se limita a acudir a las aulas y explicar el tema de turno a sus alumnos, sino que además comporta la preparación de esas clases, la corrección de exámenes, las tutorías, laboratorios y un buen número de tareas adicionales con lo que ese aumento del número de horas lectivas se hace en detrimento del resto de sus tareas y por lo tanto de la calidad de la enseñanza que reciben nuestros hijos.

Pero claro, todo esto tiene un objetivo final, una meta clara y concisa que se nos oculta de forma pertinaz y que nos ocultamos a nosotros mismos, con una notables estrechez de miras, en aras de nuestro presente.

Si bien es cierto que algunos organismos de la administración pública están hipertrofiados y duplicados e incluso triplicados, no es menos cierto que en otros la escasez de medios personales y materiales es alarmante. Esto hace que los servicios prestados a los ciudadanos por la administración no sean todo lo satisfactorios que debieran ser. A nadie nos gusta hacer cola para ser atendidos por nuestro médico, ni esperar angustiosos minutos hasta que aparecen los bomberos cuando nuestros bienes arden por los cuatro costados. Pero no nos paramos a pensar que esto tan sólo se debe a la falta de medios humanos y materiales con los que se dota a estos dos colectivos de la administración, que son un ejemplo extremo de servicio al resto de los ciudadanos.

Entonces aparece esa idea que nos han inculcado a lo largo del tiempo y la tentación es clara: pongamos en manos de empresas privadas el servicio público para mejorarlo y así de paso, nos deshacemos de un buen puñado de empleados ineficaces que viven a nuestra costa.

Pero en ese proceso se introduce un factor de distorsión importante de la labor que las administraciones realizan. Mientras que el único objetivo de la administración es proporcionar al ciudadano un servicio de calidad con la mayor eficiencia posible, para una empresa privada, además de estas premisas aparece la necesidad de proporcionar el mayor rendimiento económico posible a sus propietarios. Y esto es absolutamente legítimo y de ninguna manera criticable. Las empresas privadas no son ONG’s al servicio de la administración, sino que las crean personas que pretenden vivir de los beneficios que éstas generan. Pero claro, cuando hablamos de servicios al ciudadano, lo primero y lo fundamental es ese servicio y no la rentabilidad del mismo. Una empresa privada no puede asumir tareas que en algunos casos suponen una merma de sus ingresos, cosa que una administración pública, cuyo objetivo es y debe ser el servicio al ciudadano si que debe realizar, incluso cuando supone un coste adicional.

Caminamos así a la liquidación de lo público y a su sustitución por la iniciativa privada. Nos aproximamos a una “americanización” de la administración, o más exactamente a una “Chicaguización” que dejaría en manos privadas la mayor parte de lo que ahora gestiona por sus propios medios. Así, la sanidad pública pasaría a ser poco más que un supervisor, gestionando los grupos empresariales creados al efecto los hospitales levantados con el dinero de todos. La enseñanza pasaría, más todavía de lo que ya está, a manos de los entes privados, que no debemos olvidar son actualmente de forma abrumadoramente mayoritaria órdenes religiosas o grupos confesionales, preponderantemente del ámbito del catolicismo más intransigente. Y suma y sigue con el resto.

Debemos reflexionar seriamente si eso es lo que queremos, si ese es el tipo de administración que queremos legar a nuestros descendientes, o por el contrario si lo que pretendemos es dejarles una administración eficaz, razonable y eficiente, que desarrolle su labor con la única mira de satisfacer las necesidades del ciudadano a un coste razonable y con un alto grado de eficiencia, ya que el ciudadano al fin y al cabo es su propietario.

Si optamos por lo primero, no quedará otro remedio que colgar en la puerta de nuestros centros públicos el cartel de LIQUIDACIÓN POR CIERRE y esperar a que poco a poco, la degradación de los mismos impulse a la sustitución en sus tareas por entidades con ánimo de lucro.

¿Es realmente eso lo que queremos? Yo, al menos, no.




Javier García Carratalá

El Marianómetro. Quinta medición. Se coge antes a un mentiroso que un vago

Mariano, Mariano...si no fuera por que de ¿tus? decisiones depende mi futuro y el de mis compatriotas (que por cierto, y dado que a muchos de ellos parece no preocuparles, cada vez me preocupa menos) ciertamente te trataría con más cariño. Si ejercieras de lo que en realidad eres, registrador de la propiedad en cualquier pueblo de nuestra geografía, serías un tipo entrañable, poco dado a los conflictos, bonancible, más bien algo vaguete, pero sociable, amigo de las frases hechas y de los refranes...una persona que encajaría perfectamente en cualquier partida de dominó o de mus de cualquier bar de cualquier pueblo...

Pero Mariano, es que por ¿tu? voluntad y gracias a los votos de millones de personas, a los que empiezo muy a pesar a perderles el respeto político, eres el baranda de este país. Y eres de derechas, Mariano. Que no se te olvide. Y los de derechas, como tu y el Montoro, de quien hablaré en su momento, no subís impuestos, los bajáis. Vuestros amadísimos Reagan y Tatcher se revolverán cada uno donde esté, si se enteran (creo que por distintas razones, ninguno se entera de nada).

Tengo que llamaros, una vez más, mentirosos. Es, en parte, el cometido de esta sección. Dijísteis que de subir impuestos, ni hablar. Cuando el déficit en España era superior al actual, lanzasteis diatribas contra cualquier subida de impuestos...como gente conservadora, de derechas, que sois...

Y ahora, los subes, Mariano. Y el Montoro, además se descojona sin vergüenza, el muy sinvergüenza cuando se lo recuerdan. Seguramente, se estaba descojonando de todos aquellos que os han votado, no perteneciendo a vuestra misma clase social.  Hay que decir en tu favor, que como hombre de derechas que eres, (porque eres de derechas, Mariano, no quieras hacernos creer lo contrario) te has ocupado de preservar como siempre a las grandes fortunas, empresas y banqueros. Nada más coherente. Pero los impuestos, los has subido, majete. La siguiente mentira, que ya desarrollaré es aquello que dijiste...¿cómo era?..."no me quejaré de la herencia de los socialistas..."

A lo que vamos. Por mentiroso reincidente (no por ser de derechas, por mentiroso) te quito un punto.


Nivel del Marianómetro:
95 -1 = 94 

NO DISPAREN AL PIANISTA

Playa San Juan. PAU 5
Lo público, abandonado

En los viejos salones del Far West americano, retratados en innumerables ocasiones por el Séptimo Arte de todas las partes del mundo, podía observarse de forma fugaz un curioso cartel colgado tras la barra donde, inevitablemente, el forajido de turno consumía sin pestañear pequeños vasos de licor (eso que ahora llamamos “taponazos”) de más que dudoso origen.

En él se podía leer: “NO DISPAREN AL PIANISTA”. Extraña frase que reflejaba la cautela con que debían comportarse el despiadado pistolero y sus secuaces, ante la figura del intérprete que desgranaba atipladas melodías en la pianola que amenizaba las horas y los días de semejante tugurio. Todo un signo de respeto con los que servían a los demás, aunque fuera en unas condiciones tan difíciles como las de aquellos memorables “Saloon” de la última frontera de América.

Ahora ya no hay pianistas en los bares (en la mayoría al menos), pero hay otra figura en nuestra vida cotidiana a la que convendría aplicar el mismo respeto que esos durísimos aventureros debían dispensar al músico de turno.

Hace unos años, tener un hijo/a que trabajara para la Administración Pública era objetivo que se fijaban muchos padres responsables que, por encima de todo, aspiraban al bien futuro de su prole. Un amigo mío decía que trabajar para la Administración era “Pan duro, pero seguro”.

Últimamente, el pan sigue siendo duro, cada día más duro para todos, pero incluso ha dejado de ser seguro. Y si no que se lo pregunten a muchos empelados públicos de nuestra Comunidad y sus tribulaciones con el cobro de la paga extra de Navidad.

Sin embargo, se alimenta de forma continuada la opinión de que contra el “funcionario” todo vale. El tener un puesto de trabajo seguro (ya veremos en que queda esa “seguridad” en el futuro) justifica toda clase de medidas de ajuste, contra esa “clase privilegiada” que, no sólo no cumple como cualquier hijo de vecino, sino que además exige cobrar todos los meses un salario digno.

Es cierto que en un país con casi cinco millones de parados, los que engrosan las listas del INEM pueden mirar con ojos aviesos a aquellos individuos que tienen un puesto de trabajo. Pero no es menos cierto que, cuando las cosas marchaban de otra manera en la economía española, las miradas a los empleados públicos se dirigían por encima del hombro, considerando sobre todo los magros salarios que se pagan y pagaban ya entonces en la Administración española, en comparación con los de la empresa privada.

Bueno es recordar que los salarios de los empleados públicos proceden de los impuestos que pagamos todos, pero no hay que olvidar que en ese “todos” también están los propios funcionarios, que religiosamente ven descontados los mismos de su salario y abonan sus impuestos en las compras de bienes y servicios como casi todos los españolitos, defraudadores aparte.

Es fácil caer en la manida retórica de que empleados públicos son los maestros que enseñan a nuestros hijos, los sanitarios que cuidan de nuestra salud o los bomberos y policías que arriesgan sus vidas por las nuestras. Y es cierto, esto es así, pero también hay millones de empleados públicos en tareas menos aparentes, pero absolutamente necesarias para el desarrollo de la actividad de los habitantes de una nación cualquiera. No existe un país que no tenga funcionarios a su servicio, e incluso en países con índices de calidad de vida muy superiores a los nuestros, el porcentaje de empleados públicos sobre la población total, es mucho más elevado que el nuestro.

Renunciar a la función pública es absolutamente imposible, pero lo que es posible y necesario es  exigirle eficacia en la gestión y eficiencia en el gasto. Y eso, por desgracia, no sólo depende de los empleados de “a pie”,  que en parte también, sino de las clases dirigentes que, empezando por los políticos que nos gobiernan en cada caso, no son precisamente un ejemplo de estas virtudes a exigir a los funcionarios, al menos por lo visto en los últimos años. Pero recortar indiscriminadamente los salarios, eliminar las prestaciones sociales, aumentar las jornadas de trabajo y el cúmulo de medidas que se nos van desgranando fatídicamente día a día, no hacen sino empeorar las condiciones en las que se tiene que desarrollar la tarea del trabajador público, ya de por si generalmente sometida a las estrecheces presupuestarias y a las necesidades de cuadrar los presupuestos de los gobernantes de turno.

Denostemos pues al empleado público que no cumple sus tareas y responsabilidades,  sea cual sea el puesto de trabajo que desempeñe y el cargo que ocupe, y dejemos campo a la imaginación e incentivemos al que trabaja para convertir nuestra Administración en un modelo de servicio al ciudadano.

Pero sobre todo, por favor NO DISPAREN AL PIANISTA. Al fin y al cabo, él sólo es el intérprete, la partitura  la ponen otros.




Javier García Carratalá