Descerebrados

Mosca cojonera sobre camiseta deportiva
Contaba Marx (Groucho), refiriéndose a Chaplin: "la primera vez que le vimos, era un hombrecillo que comía flores en escenarios de medio pelo, unos años más tarde pudimos comer con él en su mansión de Suiza, cubertería de plata y grifería de oro".

Chaplin era rico, inmensamente rico, asquerosamente rico. No me consta que se dedicara a la caridad o a la solidaridad (igual lo hacía, ojo), y no me importa. Ha sido un genio, en el cine y fuera del cine. ¿Y por qué hablo de Chaplin?.  Por la sencilla razón de que ahora (vete tú a saber por qué esta como de moda en mi muro de Facebook, como ejemplo a seguir en tantas cosas...)

Estas frases, actos y fotos de Chaplin conviven en mi muro (y me gusta que sea así) con apasionados apoyos a los mineros (a los que me sumo), a los bomberos que ejerciendo su labor con la abnegación y profesionalidad que les caracteriza se juegan la vida para intentar apagar lo que llevaba encendiéndose desde meses antes (a los que también me sumo), con vítores a la selección española de fútbol, y con críticas exacerbadas a quienes -bien esporádicamente, en mi caso, bien asiduamente- siguen los avatares del llamado deporte rey.

Este tipo de críticas, en las que también ocasionalmente de joven incurrí, me hacen particularmente gracia. Como dice mi hermano, se iguala descerebrado a aficionado al fútbol. O lo que es lo mismo, si te gusta el fútbol, el cerebro no te da para más. Hombre, habrá casos así, no lo dudo. Como hay casos (millones) de ¿descerebrados? que piensan -por ejemplo- que con cambiar de gobierno se arregla la crisis, y otros tantos que creen, es un poner, que quienes anteriormente les machacaron, ahora serían hermanitas de la caridad.

Los hay, a paladas, que creen que ésto consiste en calmar a los mercados, y otros que bastaría con estimular el crecimiento. Hay algunos que se ríen, mofan y befan de quienes extienden los triunfos de la llamada "roja" a sentimientos nacionalistas, al tiempo que proclaman, aseguran y creen firmemente que el suyo es "mes que un club". Yo me río, y perdonad mi soberbia (ni dios, ni patria ni bandera), de unos y de otros, pero me da que otros muchos, de los unos y de los otros, no hacen otra cosa que disfrutar placenteramente de 90 minutos de fútbol. De buen fútbol. ¿Esos, precisamente esos, son los descerebrados?

¿Y por qué he comenzado con Chaplin?, porque todo es relativo. Simplemente, me ha parecido curioso que en mi muro (y que siga así) hayan coincidido críticas desaforadas a la indecente cantidad de pasta que se levantan los jugadores de la roja con mensajes progresistas de una de las personas que más dinero ganó en su industria. Mucha pasta, como la que han ganado mis queridos Stones, o Dylan o Bruce, o Picasso, o este escritor que tantos tacos usa y escribe novelitas medievales y es académico... ¿piensa alguno de sus lectores cuando disfruta de sus novelitas en la pasta indecente que se lleva el amigo? No creo. ¿Pienso en la fortuna personal de Picasso cuando me deleito contemplando las señoritas de avignon, me reconcome que los Stones tengan mansiones cuando escucho Dead Flowers?. Yo no, la verdad.

Quizás, es que yo también soy un descerebrado







1 comentario:

Jesús dijo...

Pues sí, así es la condición humana. Lo más curioso es que muchas veces nos peleemos por imponer nuestras contradicciones sobre la de los demás.
Por cierto que no creo que ese escritor del que hablas sea tan asquerosamente rico. Aunque yo ya me creo todo en esta vida.