"I desde el matxo del Castell,
mires i dius: que encant!
no es este ja el poble vell,
que es altre Alacant!"
Himno de Alicante
Mi pueblo es tan peculiar, que se cree peculiar, pero no lo es. Mi pueblo siempre se ha querido convertir en la ciudad que nunca fue, a fuerza de derrumbes, de grúas, de tráfico imposible e ilógico, de centros comerciales, de aparcamientos, de asfalto. Mi pueblo está habitado por unas gentes también peculiares, que piensan que viven en la mejor de las capitales del mundo, y no miran a su alrededor para ver la realidad que les rodea. Mis paisanos son muy de ir a Madrid, por ejemplo, y contar que ya estaban deseando volverse para acá, por que como aquí, chico, no se vive en ninguna parte. Ellos siempre están dispuestos para las fiestas, y son eficientes y organizados en cada una de las que jalonan nuestro calendario. Se invierte en ellas, se organiza tráfico, transportes, horarios y se dispone de un servicio de limpieza ejemplar y rápido. Otra cosa es que la mayoría no sepa si la Santa Faz es una santa, o una virgen o qué, ni el por qué de la peregrina, ni la antigüedad de la misma, por poneros un ejemplo. Con hacerse con un carrito del Carrefour, un loro y algo de papeo ya vale. Luego, los verás rodeados de campo, pero lo más cerca posible de los coches. Algunos, aprovecharán los huecos entre los que están aparcados para instalarse, otros, lejos de adentrarse unos metros y buscar la amable sombra de un algarrobo, se posicionarán en el primer bordillo de acera que encuentren libre. No les preocupa más. No tienen, ni quieren tener, pasado, ni historia. Esto ya no es el pueblo viejo, que es otro Alicante. Para mis paisanos, viejo y antiguo son antónimos de progreso y prosperidad. Lo que en otras ciudades (¡pobres ciudades atrasadas!) podría ser considerado una joya de la arquitectura industrial, en Alicante no es más que un nido de ratas y drogadictos que entorpece la llegada del maná en forma de Ave y carreteras, y calles y aparcamientos. Lo que para otros sería oro molido en forma de torres centenarias, aquí no pasa de ser montones de piedra que vete tú a saber por qué se levantaron, y que estorban el desarrollo de la zona.
Mis paisanos son tan instruidos que ni pestañean cuando pasan cerca estas torres, salvo una, enlucida con cemento, y coronada de almenas falsas y horteras, que hay en el centro de un centro comercial. Las demás, literalmente, les importan una higa. Ni saben, ni quieren saber nada de ellas, ni de sus historias de piratas, ni de las muchas vidas que ellas se han vivido, ni de cómo milagrosamente han aguantado cuatro siglos, hasta que los alicantinos actuales, por desidia y falta de interés, las han dejado languidecer hasta la muerte.
Mis paisanos son un manual del perfecto menfotista, todo nos lo quitan los demás, nos merecemos mucho más de lo que tenemos, vivimos sojuzgados, ocupados por imperios distintos: el español para algunos, el catalán para otros, el valenciano para otros tantos...todo nos lo dan o nos lo quitan, pero nosotros no movemos ni un dedo para defender lo que es nuestro, no abrimos la boca para quejarnos, no nos ponemos en pie para defender nuestra identidad como ciudad y hacer que todos aquellos que vienen de fuera y viven aquí aprendan a quererla y apreciarla tanto como la suya propia. Aquí no hay un día del alicantino, pero sí uno del alicantino de adopción. No quitemos éste último, pero hagamos por valorarnos a nosotros mismos, de verdad.
Quizás es que muchos de mis paisanos tienen otro pasado al que recurren y que cuidan y miman y que comparten con otros paisanos en otros lugares, quizás de golpe nos hemos vuelto todos locos, quizás el progreso mal entendido nos ha abducido para no soltarnos nunca más...quizás, siempre hemos sido así.
No se.
El caso es que si mis paisanos, que son quienes votan, y votan lo que votan, pasan olímpicamente del tema...¿por qué no habrían de hacerlo nuestro dignatarios?
Ahora es El Xiprer, mañana será Placia o cualquier otra, antes los Silos y los tinglados, y la estación de Renfe...
No voy a parafrasear a Alicante Vivo, cuando dicen, no sin razón, eso de "ser alicantino, duele". Yo diría, en ocasiones como esta: ser alicantino, avergüenza.
Más información sobre la historia de los alicantinos y su autonegación de si mismos:
http://eliasgomis.blogspot.com.es/2012/03/las-torres-de-la-huerta-de-alicante.html
http://www.alicantevivo.org/2012/04/los-ultimos-dias-de-la-torre-el-cipres.html
4 comentarios:
Suscribo cada palabra, cada espacio y cada signo de puntuación de tu artículo, pero quiero decir además que el dia del "alicantino de adopción" es lo más desintegrador (lo contrario de integrador) que se haya podido inventar. Si Sarkozy quiso hacer examen de cultura francesa a los inmigrantes, aquí deberíanmos haber hecho examen de alicantinismo a los foráneos, y dejarnos de "dias de alicantinos de adopción" y otras chanzas de similar ralea que no son más que sacos de votos de idiotas (según la antigua acepción griega de la palabra idiota) para el corrupto Partido Popular que nos gobierna desde el "hay-untamiento". Y doy fé a quien me la pida.
Me he emocionado, en serio. Un abrazo.
Bravo, y yo también firmo debajo de cada palabra.
Vamos a hacer el manual del perfecto alicantino menfotista, a ver si la gente al menos, lo hace con conciencia, o quizá descubren que lo son y empiezan a cambiar.
Sinceramente a mi en ocasiones he de reconocer que tambien me averguenza, y no sólo por el menfotismo. En ocasiones dan ganas de hacer como G. Depardieu, lástima que yo no sea rico!
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